Carta abierta de vuestros hijos.

Ha llegado hasta nosotros una carta abierta de alguien que prefiere no dar su nombre a conocer. Creemos que es interesante para todos leer lo que tiene que decir, es un enfoque que muchos no habrán dado a la situación actual. Sin más preámbulos dejamos su texto:



Hoy he vuelto a escuchar en la televisión el término “generación ni-ni”. Quisiera decir algo que llevo tiempo callando. Quisiera que no nos escucháramos entre nosotros, que para variar quienes nos escucharan fueran nuestros padres, a ellos va dirigido este texto.


Estimados padres,

Tal vez fuera buena idea que os pasarais por Plaça de Catalunya, Plaza del Sol y otros muchos lugares de reunión de los “indignados” y echéis un ojo a lo que hay montado antes de llamarnos "generación perdida".

Nuestros bisabuelos o abuelos vivieron una guerra, algunos dos e incluso tres, una postguerra. Lucharon por sus convicciones, lucharon por sus principios, ideales, y por tener algo que llevarse a la boca. Nosotros, los jóvenes del siglo XXI estamos luchando sin armas, usando la palabra, para que sus sacrificios y su lucha no hayan sido en vano.

Se vislumbra un futuro negro para nuestros hijos, un futuro en el cual volverán a no tener nada que llevarse a la boca, un futuro en el cual estarán ahogados por deudas, se hallarán sin cobertura sanitaria o educación pública decente, sin derecho a manifestación o incluso sin derecho de reunión o sin libertad de prensa y expresión.

Yo os pregunto: ¿qué habéis hecho por nosotros? Os quejáis constantemente, os lamentáis diciendo que no podremos pagar vuestras pensiones, que somos una generación sin empuje, sin fuerza. No sois capaces de pensar en que nos habéis robado la esperanza. Nos habéis cargado de deuda, habéis empobrecido a nuestro país viviendo por encima de vuestras posibilidades, habéis abusado del fondo social, del fondo sanitario, de las ayudas estatales... Habéis defraudado, engañado, mentido y robado. Y a dos manos. Y los pocos honestos que ha habido no han sido capaces de denunciar y cambiar eso. Estamos con la soga al cuello, y vosotros nos la habéis puesto. Habéis defraudado a vuestros padres. Habéis defraudado a vuestros hijos. Y si bien no tenéis agallas para insultar a quienes os criaron, sí las tenéis para insultar a los que criasteis.

Llegados a este punto planteaos qué vais a hacer. Ahora no sois capaces de verlo, pero seguramente seréis recordados como una generación que, habiendo aportado cosas positivas al mundo (no vamos a desmerecer los logros que habéis conseguido), lo habéis dejado seco. Vuestra avaricia os ha podido, habéis corrompido la sociedad desde arriba (política), desde dentro (sindicatos) y desde abajo (obreros). Los primeros por ser las mentes que han iniciado este fraude, los segundos por llevarlo a cabo y los terceros por no ser capaces de oponerse a ello.

Y sin embargo, luchamos. No por nosotros. No por nuestro futuro. Luchamos por todos. Por quienes han provocado esto, por quienes pagarán por ello. Lo hacemos del único modo que vemos legítimo, pacíficamente, hablando y pidiendo que se hable con nosotros, dando pie a diálogos, a consensos, a debates. No somos una generación perdida. Somos una generación reparadora, una generación que busca replantear cómo está estructurado el sistema, como está enquistada la casta política, cómo organismos como el FMI, bancos, patronales, sindicatos, partidos políticos, grupos empresariales y demás están contribuyendo a nuestra debacle.

Buscamos un cambio. ¿Qué buscáis vosotros? Pensad en ello y una vez lo hayáis hecho, sentaos y debatid con nosotros, tal vez así podáis ayudarnos a construir un futuro mejor. Hasta la fecha sólo habéis entorpecido el proceso, desanimándonos y menospreciándonos. No queremos tener que recordaros con vergüenza o con pena, queremos veros a nuestro lado. Uníos a nosotros y, vosotros que conocéis mejor que nadie el ayer, ayudadnos a construir nuestro mañana.

Atentamente,

Vuestros hijos.


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